¿Cómo ha afectado internet a la generación de contenidos?

De SEOs, robots e influencers

Nos detenemos como punto de partida en los nichos SEO, esa capa de contenido que podemos encontrar en el ecosistema buscadores para comercializar espacios publicitarios.

La posición de experto SEO no es otra cosa que ser capaz de generar contenidos que respondan intenciones de búsqueda. Si además lo haces en segmentos que generen ingresos por publicidad las labores de redactor pueden ser recompensadas económicamente, pese a que la naturaleza de estas páginas no tiene una vocación especialmente comunicacional si no más bien transaccional a través de aspectos técnicos SEO para conseguir volúmenes de tráfico. SI que podemos decir que son los primeros sitios escritos para algoritmos y no para personas.

Los nichos SEO nos sirven como punto de partida para tratar el verdadero elemento disruptivo: la multilateralidad de emisores. Hemos pasado de las tradicionales cabeceras como creadoras de relato a la atomización total de los generadores de contenido. El debate de qué pasará con la prensa es algo que se viene dando desde hace años y entiendo que puede ser una discusión relevante para los damnificados de la disrupción.

Internet y el empoderamiento de la gente.

Lo vemos en Google donde a día de hoy quien quiera puede convertirse en webmaster y rankear en las primeras posiciones. Para ello se ha creado toda una subcultura que se debate entre el white y el black SEO, una delgada y difusa línea cuya ambigüedad es Google el primer interesado en potenciar. Los SEOs generan ingresos por publicidad a menudo en Adsense, no lo olvidemos.

Por lo que Google, y su algoritmo, no deja de ser el editor que decide qué se ve y qué no. Desde una perspectiva pesimista podríamos lamentar haber pasado de la oligarquía de la información al monopolio, con una única cabecera que ordena todo el contenido que se genera, desde el de las salas de redacción de El País al de tu vecino bloggero/youtuber.

Los contenidos que han quedado a salvo del buscador son aquellos que las industrias varias han paquetizado a través de suscripciones (lease Spotifys y HBOs). No descubro nada nuevo si apunto a que quizás ahí esté el futuro de la prensa escrita, pero eso da para otro post.

Las Redes Sociales, la alternativa a Google.

El otro gran editor de los nuevos medios son las redes sociales. Este es un editor algo menos poderoso ya que por definición en las redes sociales se ve lo que uno quiere ver. Su naturaleza tendente a la endogamia hace que en algunas latitudes los episodios de histeria y miopía colectiva se sucedan hasta el aburrimiento. Mucha creación de contenido y poca creación de opinión. El modelo de negocio sin embargo es jugoso, se ha demostrado que la bilis produce datos más que interesantes. Y las nuevas formas de ingenio, también.

La comunicación, hoy.

En total fase de reajuste, sin tener muy claro a dónde va y cómo llegar. Marcas intentando recuperar la atención en conversaciones donde tienen poco que aportar. Medios tradicionales señalando las fake news como el mal endémico de nuestros días. Y clickbaiting.

La comunicación del mañana.

En este contexto lo que va a permanecer es la existencia de motores que ordenen la información y generen ingresos por publicidad, larga vida al SEO, pues. Hemos pasado de los Toni Segarra a los Luis M. Villanueva o Chuiso o, lo que es lo mismo, de los generadores de historias a los recaudadores de intenciones de búsqueda. Y para las historias ya está Netflix. El arte bien hecho siempre tendrá cabida.

Rubén Ortiz

Deja un comentario