Ríos de tinta sobre la movida de Musk en Twitter. Prácticamente nada de lo que se dice es en términos siquiera condescendientes con las iniciativas de la nueva propiedad.
Lo veo como un experimento para buscar fórmulas de que encaje la generación de contenidos «descentralizada» según los parámetros económicos clásicos.
Musk parece haber demostrado capacidades como empresario en el sector industrial incorporando el state of the art tecnológico-digital. Pero Twitter está en ese otro lado de la generación de valor, el de la infocracia, el de la sociedad de la información. Prácticas de incremento de las horas de trabajo para mejorar la productividad tienen sentido en lógicas industriales pero no en un medio de comunicación ya maduro como era Twitter.
Parece mentira que una red social que acumula esa cantidad de usuarios y que es una referencia en la propagación de relatos no haya conseguido hasta día de hoy ser rentable. Empecemos por ahí, si Twitter no es rentable hay un problema estructural en el binomio internet-economía. Y si fuera así tampoco pasa nada.
Hay grandes empresas que sí han conseguido «monetizar» su presencia en la web. Posiblemente el perfil de usuario de Twitter es el menos monetizable, más reactivo a la publicidad invasiva, sin barreras de salida a migraciones de plataforma en caso de que la preferida empiece a flirtear con prácticas comercialmente indeseables.
En todo caso estamos hablando de un motor de relato que se va a dar, tiene que estar, llámese Twitter o Mastodon. Es un marco en el que la gente se tiene que encontrar con todos aquellos que quiera ver para decirse lo poco o mucho que toque decir dado el momento y el lugar.
Frame que lo que tiene que hacer es funcionar. No debe reivindicar protagonismo, es estructura, su cometido es pasar desapercibida. Sus usuarios son lo que asumen el papel opuesto.
Por eso el protagonismo de Musk es un inconveniente; lo que tiene que ser Twitter es transparente, los cimientos de lo que realmente importa. Y a partir de ahí, buscar un mínimo balance posible para que no arroje pérdidas.